miércoles, 19 de octubre de 2011

cansada

estoy cansada de que todos los días 50 personas me pregunten si los baños son indistintos.
estoy cansada de que no me saluden y me desacomoden las cosas.
estoy cansada de que me choquen en la calle y no pidan perdón.
estoy cansada desde el último cigarrillo.
estoy cansada de los dolores de ovarios.
estoy cansada de los días que pasan siempre igual, de las sirenas que no dejan de sonar, porque los accidentes no dejan de pasar.
estoy cansada de que la noche sea siempre igual, que los días transcurran en mi cama.
estoy cansada de que no te quedes a dormir.
estoy cansada de que te quedes a dormir.




chaupi, me fui al río.

jueves, 13 de octubre de 2011

condición.

Hay algo que está cambiando. Algo dentro. Algo que me llena de vicios y de certidumbres.

Creo que pertenezco. A algo. A ese algo que está cambiando dentro.

Por primera vez me siento local. Pero de una manera distinta a los locales que habitan esta ciudad.

Hay una rutina. Dulce rutina. Despertarse, a la hora que sea, vivir un rato, ver las noticias o atomizarme con música de un random mental espantoso, pero que me encanta. Luego un trabajo de pocas horas en el que la paso realmente muy bien.

Siempre soy un personaje distinto cuando atiendo a esos turistas que piensan que Evita es Madonna en un musical y en el momento en que me piden ese DVD, dependiendo del personaje que me toque ese día, respondo, en un inglés muy malo, una historia distinta. Lo único que no varía en eso, es el: “y por eso no lo tenemos.

Luego caminar hacia mi casa, cantando a los gritos, bailando, hablando, como si fuese la única persona que queda en esta ciudad. Alguna salida, amigos, sexo… O no.

Descubrí el sexo sin culpas. Ninguna culpa. Por primera vez soy local en mí. Siempre juego como quiero jugar, puesto que hasta que no llegue el amor, la única protagonista de esta historia, soy yo.

Creo que ya no le tengo miedo a nada.

Vivo el día a día, monetariamente y como filosofía. Si hay, hay, y si no, me las rebusco para que eso no sea un problema.

Esto de no ser más una turista en esta ciudad, que hace casi dos años, me habita, es algo parcial. Nunca correré por la ciudad, para llegar temprano a algún lado. Nunca dejaré de extrañarme de las pequeñas cosas que suceden todos los días. El día que deje de divertirme, no lo haré más. Esa es la única condición.